Aventuras geográficas (9) El país más extraordinario que el sol visita en sus rondas (1/15)



“Aventuras geográficas” era un apartado del blog en donde exponía una pequeña estampa de algún lugar visitado y estaba inspirado en un libro para niños del mismo nombre que estaba en la biblioteca de mi abuelo materno y trataba de un niño y su tío abuelo que daban la vuelta al mundo en un trasatlántico. ¡Me encantaba leerlo una y otra vez! Regresando al blog, no me quería aventar a escribir largo y tendido sobre un viaje, ya que tenía miedo a entrar en datos, fechas, etc., y se volviera tedioso. Ayer recordé que por estos días hace tres años, empezaba un viaje que a mi parecer es “el magnífico diamante central de la corona de los grandes viajes”. Revisé y caí en la cuenta que lo inicié el 10 de abril. Ahora siento que podría simplemente escribir y disfrutar de nuevo. Ya me da trabajo escribir, antes era más ágil, diría que hasta más fresco y espontáneo, pero igual es que escribo menos, a no ser que sean de tipo académico y como todo, es cuestión de práctica. Por otro lado escribiré como si fuera un borrador, para fluir y explorar si doy con una forma de expresarme de manera amena. Así es que pongo manos a la obra y el simple hecho de escribir algo, a fuerzas para seguir las fechas del 10 al 24 de abril, puede ser un buen ejercicio. ¡Despegamos!


El país más extraordinario que el sol visita en sus rondas (1/15)

Lunes 10 de abril de 2017
Mérida-Ciudad de México

            Un viaje empieza en el momento en que se comienza a saborear en la mente. Y eso me suele suceder unos 4 o 5 meses antes. Pero bueno, el hecho es que como hoy, 10 de abril pero de 2017, tomaba el vuelo Mérida-Ciudad de México a más de las seis de la tarde y si mal no recuerdo salí de trabajar a las cuatro, llegué a casa rápido, me bañé, tomé una pequeña maleta de mano y mi zurrón (ya listos la noche anterior, no llevaba equipaje para documentar) y me lancé al aeropuerto. Llegué a Ciudad de México y me fui a casa de mi amigo Gilberto, ya que dormiría un rato ahí y me levantaría muy temprano (como a las 3:30 am) ya que mi vuelo salía a las 7.45 am. Siempre muy amable él y su esposa Laura, cenamos, charlamos un rato y me fui a dormir en una hermosa cama de latón que tiene en un cuarto de visitas. Como me espantaba pensar en quedarme dormido y que se viniera todo para abajo, puse dos despertadores, el del celular y el del Ipad. De todas formas como que duermes ligero, un poco por el temor y otro tanto por la emoción. Gilberto tiene creo que como 5 gatos. Yo soy alérgico, pero el simple hecho de saber que llevo antihistamínico y de que no me puedo enfermar o parecer enfermo antes de subir a un avión, mi coco manda el mensaje y se ajusta. Si, todo está en la mente o es que un viaje te saca de tu zona de confort, extiende tus limitaciones o simplemente, dimensionas…


Hasta mañana.

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