Ravel... el compositor del buen gusto



Joseph Maurice Ravel (Ciboure, 7 de marzo de 1875 – París, 28 de diciembre de 1937) fue un compositor francés del siglo XX Su obra, frecuentemente vinculada al impresionismo francés, es el fruto de una compleja herencia y de hallazgos musicales que revolucionaron la música para piano y para orquesta. Su popular Bolero es una de las obras más interpretadas del repertorio sinfónico además de ser uno de los músicos que mejor han sabido sacar partido a los recursos técnicos y expresivos que una orquesta puede crear al momento de sonar junta. Fue un gran orquestador y si los Cuadros de una exposición de Mussorgsky se hicieron famosos, fue gracias a la orquestación que logró a partir de la partitura para piano.

Ya sea en La valse, en el ballet Daphnis et Chloe o en su popular Ma mère L'Oye, Ravel manifestó un gusto exquisito a la hora de componer. Lo curioso es que según quienes lo conocieron, ese gusto era parte de su trato y personalidad, siendo tildado a veces de "dandy", además de saberse que poseía una colección de corbatas. Como sea el caso, es que dentro de su repertorio encontramos obras prolijas y expresivas que nos conmueven y emocionan. Por ejemplo sus conciertos para piano, el "para la mano izquierda" (dedicado a su amigo pianista Wittgenstein, quien había perdido un brazo en la guerra) o el Concierto en Sol, cuyo segundo movimiento pongo a continuación y pienso que si un adjetivo tuviese sería el de "celestial" aunque se sabe que Ravel era ateo y no tuvo una ceremonia religiosa a la hora de su entierro... pero ¿importa? Él quizá no lo supo, pero este pieza para piano y orquesta nos mueve hacia la trascendencia, y nos habla de ella, creo yo... (en especial en el solo de corno inglés en el 5'47 que es sublime)

http://www.youtube.com/watch?v=OsoSvHdcCv0

Con Ravel se puede decir que al momento de su muerte, desaparecía el último representante de una generación de músicos que había sabido renovar la escritura musical sin renunciar nunca a los principios heredados del clasicismo. Por ello, como escribió Marcel Marnat, fue el último compositor cuya obra entera, siempre innovadora y nunca retrógrada, es considerada "completamente accesible a oídos profanos"

Nunca he intentado la necesidad de formular, para otros o para mí mismo, los principios de mi estética. Si tuviera que hacerlo, pediría permiso para atribuirme las sencillas declaraciones que Mozart hizo al respecto. Se limitó a decir que la música puede emprenderlo todo, atreverse a todo y a pintarlo todo, con tal encanto que al final permaneciese siempre la música». (Ravel, Esquisse autobiographique, 1928)

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