Saudades do Brasil de Darius Milhaud

Claudel, Milhaud y Hoppenot en Río

Claudel y yo tomábamos seguido el funicular del Corcovado, hasta Peineras [sic] para seguir por una senda que rodeaba un pequeño riachuelo desde donde podíamos dominar la vertiente de la montaña, toda escurriendo de un denso pelaje de vegetación donde se destacaba, brillantes, las hojas plateadas del bilo-bilo. Inmediatamente después de la caída del sol, como movidos por un invisible impulso, grillos de todas las especies, sapos barril, imitaban el ruido de martillos golpeando violentamente sobre un piso, pájaros de canto sordo, seco, irregular, animaban la selva con sonidos variados cuya intensidad alcanzaba rápidamente su clímax.

Cuando a principios de 1917 Darius Milhaud llegó a Río de Janeiro como secretario de Paul Claudel –el nuevo flamante embajador de Francia en Brasil–, ya traía un buen bagaje de composiciones. Su peculiar estilo, caracterizado por esa falta de solemnidad en el lenguaje musical, se enriqueció al conocer la música brasileña: “los trópicos me marcaron profundamente: los dos años pasados en Río de Janeiro exaltaron en mí toda mi latinidad natural hasta el paroxismo.” En Saudades no solamente plasmó las teorías que ya venía trabajando sobre la politonalidad, sino que también expuso la versatilidad del tango brasileño.

http://www.youtube.com/watch?v=4vJ3dtQIxak

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